foto tomada de aquí
En una entrevista de la que me enteré por el blog de Joel Zavala, el profesor Rodolfo Cerrón (que acaba de publicar Voces del Ande. Ensayos sobre onomástica andina) dice cosas muy interesantes sobre lo que significó el aimara para el mundo andino, por ejemplo, el hecho de que era la lengua oficial de los incas:
«La lengua oficial de los incas era el aimara. Esto es algo que nunca van a aceptar los cuzqueños. No estoy inventando cosas. Ahí están los datos. Comencemos con Qosqo. Qué no se ha hecho para explicarlo a través del quechua. Y no hay manera.»
Cerrón para decir esto ha hecho un trabajo minucioso, ha estudiado las lenguas, las filiaciones entre ellas, las crónicas, la toponimia, etc. Cerrón nos tiene acostumbrados a trabajos de excelencia académica y por ello es un lingüista de prestigio mundial. Eso es para felicitarlo.
Pero este post no lo he escrito con la intención de hablar del último libro de Cerrón, que no he leído aún, sino para llamar la atención sobre esta declaración:
«Está de moda. Por ejemplo, carapulcra. Qué tal huachafería. Está bien que no se rescate la forma etimológica que yo postulo: calapurca. O, por último, carapulca. ¡Pero no carapulcra! Algunos dirán que el uso manda. Bueno, como lingüista, estoy resignado a que mi campaña no tenga éxito, pero hay que llamar la atención sobre la forma genuina. Y ese es el mensaje del libro. Pasa lo mismo con la bandera del Tahuantinsuyo. No existió. ¿Pero quién se lo explica a los que la usan en sus marchas?»
Juzgar un uso lingüístico como «huachafo» es una cuestión del gusto de la persona y no tiene que ver con su oficio de lingüista. Decir que está bien usar ciertas formas pero no otras es discriminación lingüística. Y es contra ello que los lingüistas que creemos en la diversidad debemos luchar. Lo que para unos es una huachafería, para otros es una muestra de que los hablantes recrean su lengua, guste o no a los puristas.
Saludos Nila:
Yo pienso que está bien tomar en cuenta el uso de determinada expresión lingüística, mas no todo se puede dejar a la arbitrariedad, pues sino ¿cuál sería la forma a usar ?y, entonces ¿ la R. A. E. estaría de más?.. me parece sí que a estas alturas no podemos decir que lo que debemos usar sea la «forma genuina», pues, entonces, no estaríamos reconociendo una de las caraterísticas principales de nuestra lengua: que ésta es dinámica… tampoco estoy de acuerdo (aunque esto ya es otro tema) con el agocentrismo de algunos lingüistas por muy bueno que sea: la lengua no es propiedad de nadie, ni siquiera de los lingüistas…
Me despido con un fuerte abrazo.
Atte.
Roxana
Gracias por el comentario, querida Roxana.
Creo que no es que se deje todo a la arbitrariedad, son los hablantes los que regulan sus lenguas (y son ellos los dueños de sus lenguas)
En cuanto a la RAEm mira, yo no le tengo mucha simpatía. No viene a cuento aquí dar mis razones para mi antiacademicismo solo decirte que, de hecho, una función de legislar no tiene .
un abrazo
Hola, Nila
Tanto tiempo comiendo carapulcra y empleando este término, y yo ni siquiera sabía su etimología… En fin, sólo pasaba para saludarte
Muchos saludos
querido Martín,
gracias por pasar por acá y como tú yo también me he pasado muchos años comiendo carapulcra, que es un plato que me encanta, sin que me importe su etimología 😉
un abrazo
n
Hola, Nila:
Creo que lo que esta detrás del comentario de Cerrón es el hecho de cómo se ha castellanizado el termino quechumara. Es decir, si entiendo bien la idea de Cerrón, el punto es que la forma qarapurca ha sido reinterpretada desde el castellano a
y que, como se trata de una palabra que proviene de lenguas andinas, pucha a nadie le interesa. Creo que la queja de Cerrón parte de una supuesta jerarquía entre las etimologias (nos interesan las griegas o latinas, pero a las andinas les sacamos la chochoca y no las respetamos). Pero, claro, coincido en que hay mucha gente a la que no le interesan ni las etimologías griegas ni las quechuas y también pienso que el término «huachafo» tal vez no sea apropiado. Me parece que el punto es que hay gente, linguistas, historiadores y antropólogos dedicados «al mundo andino» incluidos, a los que sí les interesa saber la etimología griega de palabras como «cronología» pero no la quechua o aimara de términos como «carapulcra». Eso también es, al menos para Cerrón, discriminación lingüística. Pero eso no se deja ver bien claro en la entrevista y yo lo sé porque el artículo salió publicado en el Boletín de la Academia Peruana de la Lengua y tuve la oportunidad de leerlo. En el artículo también aparece la palabra huachafería, pero, si no me falla la memoría, se ve más clara la idea.
un abrazote, Nila
Roberto
Querido Roberto,
gracias por comentar. Sí, en el artículo de la academia (que he linkeado en el post) la idea es clara. Yo ahora solo he hecho alusión a lo que sostiene Cerrón en la entrevista que de verdad me pareció chocante.
un beso
Nila
De acuerdo con Ud.: definir una forma como la «genuina» y pretender que los hablantes que no tienen conciencia de las formas primigenias de las palabras la usen de modo castizo es un desliz total. Más raro aún me parece que haya salido de los labios de un lingüista de la categoría de Cerrón. Pero, en fin, podríamos abogar por la suposición que hace Roberto y decir, además, que al eximio Cerrón pecó de autoctonista. Hay veces que a las personas, incluso las figuras más destacadas, las invade un acceso de emotividad, y que concientes o no caen en la discriminación. A propósito de ello, le dejo el enlace a mi blog. Acabo de subir un post: La discriminación en el Perú: una mirada lingüística y social, que en realidad lo hubiese titulado La discriminación… una mirada lingüística y sociológica. Espero que lo lea y me haga los comentarios respectivos.
Saludos
Javier Arnao Pastor
http://javierarnaopastormiscelanea.blogspot.com/
muchas gracias por comentar. En breve leeré su artículo sobre discriminación
saludos cordiales
Qué le pareció mi artículo sobre discriminación. Esperos sus comentarios. Saludos.
Hola Javier,
ya le he hecho algunos comentarios a su post
un abrazo
n
Me parece alentador que Cerrón-Palomino acepte, ahora sí, que la lengua primigenia de los incas era un dialecto aimara. Torero ya había definido de una manera bastante minuciosa la filiación aru (específicamente el aru cundi) de la lengua secreta de los incas. Saludos.
Rolando
Arequipa, es un nombre aymara…..ARI= punta, en aymara. Qh’ipa= detras, en Aymara, Vale decir: Arequipa significa detrás de la punta (la punta seria el volcan= detrás del volcán) Saludos amigos.
Un millón de gracias por el comentario.