A Adelayda, Henry y Jamer
Henry Luna es un joven asháninka que está estudiando para ser un maestro EIB y por lo que he visto de su trabajo será un gran docente. El me ha contado esta historia de la cosmovisión asháninka:
Iraria y Maninkarite
Había un sheripiari y tenía una hija pequeña de unos cinco años que se llama Iraria. Su papá se fue a cazar y su mamá se fue a buscar caracoles. La dejaron solita. La niña aburrida estando en la casa se fue a buscar a su mamá. Siguiendo el rastro de su mamá . En ese camino apareció una señora similar a su mama y ella pensó que era su mamá. Y se la llevó. El que la llevó fue el ser espiritual que contactaba su papá, porque su papa era sheripiari. El ser espiritual era Maninkarite. Y se llevó a la niña a vivir en el cerro. Cuando llegó su padre a casa y no encontró a su hija se fue a buscarla, junto a la madre y con sus perros pero ya el sheripiari se la había llevado al cerro Chaquirontsi, un lugar sagrado para los asháninkas de Marankiari. No volvió a ver a su hija pero Maninkarite se contactó con el padre a través de los sueños y le comunicó que su hija era ahora la dueña del cerro Chaquirontsi.
En Arizona Portillo los niños de la escuela estaban trabajando árboles y en esa escuela les tocó a Henry Luna, Adelayda Rómulo y Jamer Jumaga hacer sus prácticas pedagógicas. Ellos programaron sus clases de esta semana con el tema árboles maderables y quisieron que los niños conozcan los distintos tipos de árboles maderables, los peligros de la deforestación por la tala indiscriminada de árboles y quisieron también que los niños y niñas de la escuela de Arizona Portillo, que son castellanohablantes y que no conocen mucho de su cultura ancestral, conozcan de la cultura asháninka. Así, además de trabajar enseñanza de asháninka como segunda lengua, les enseñaron a los niños y las niñas que los árboles tienen su dueño. Y trabajaron en clase la historia de Mampira y la madre del caimitillo.
Mampira y la madre del caimitillo
Había una vez una familia asháninka que vivía en la comunidad de Arizona Portillo. Esa familia tenía una hija llamada Mampira (luz del amanecer) Un día su padre se fue a realizar faena, la mamá se fue lavar ropa y los hermanos mayores se fueron a la escuela. Mampira se había despertado y se encontraba sola y se asustó, se fue llorando a buscar a su mamá a la trocha y se encontró en el camino con una señora similar a su mamá que la recogió y se la llevó a las raíces del caimitillo. La mamá cuando llegó a su casa y vio que su hija no estaba se fue corriendo a buscarla con sus perros. Y gritaba “mampira, Mamira, ¿dónde estás hija?” Al escuchar la voz de su madre y el ladrido de sus perros, Mampira salió del árbol y se fue al encuentro de su mamá. La madre se quedó muy contenta y reflexionó sobre los peligros de dejar sola a su hija pequeña
Aquí les dejo un dibujo hecho por Karen una niña de quinto grado:
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