A raíz de los resultados electorales, he leído varios artículos que condenan el racismo que ha aparecido en el twitter y en el facebook contra las personas que no son “blancas” y viven en la sierra del Perú. El racismo en el Perú es cosa de todos los días y es tarea de todas y todos denunciarlo y luchar contra él. No voy a hablar en este post de ese racismo abierto y evidente sino del inconsciente, que es aún más peligroso.
Empiezo recordando que no utilizo el término racismo solo para las “razas” sino para toda forma de discriminación. Así, hay personas que no son racistas conscientemente y que critican la discriminación hacia las personas de otras «razas» pero usan también un lenguaje discriminador hacia los otros y otras. Ejemplos de ello lo tenemos en la poca feliz frase de Mario Vargas Llosa sobre el cáncer y el sida o en el título de un buen artículo de Pedro Salinas que ofende a las personas con autismo. Estoy segura de que las personas que usan estos términos no tienen conciencia de que están usando lenguaje racista y por ello es necesario insistir en este tipo de usos para ayudar a que se tome conciencia de la discriminación diaria.
No creo que al leer esta nota alguien piense que no hay lenguaje discriminador en los usos antes anotados, pero si yo pusiera ejemplos de lenguaje sexista, ahí sí muchos/as no estarían de acuerdo conmigo en que eso es discriminador. Ya varias personas me han dicho que no entienden el porqué escribo los lingüistas y las lingüistas, por ejemplo, si ya el masculino es el término inclusor y que eso es reconocido en nuestra especialidad. Bien, es cierto que la gran mayoría de lingüistas usan lenguaje sexista pero por suerte hay voces que apelan por el uso no sexista del lenguaje, por ejemplo Daniel Cassany que nos habla sobre la escritura respetuosa o Maria Luisa Calero de quien se puede un artículo aquí