El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.

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 El libro de Ernesto Reaño El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad constituye un elogio, desde la investigación académica rigurosa, a la neurodiversidad. Es un texto que nos explica que aquello que se ha llamado trastorno autista no es sino una mente privilegiada que por su alta capacidad de sistematización ha logrado, entre otras cosas, asegurar que los seres humanos podamos asentarnos en la tierra y no morir en los intentos. Pero no solo el mal llamado trastorno autista es reivindicado por Ernesto, sino que todo lo que se han venido a llamar enfermedades mentales, así Reaño cita a Vigotsky, quien lúcidamente decía:

Probablemente la noción de lo que llamamos enfermedades emocionales, insania mental, jamás habrían sido concebidos si primero se hubiese hecho un intento de resumir todos los defectos de los valores y motivaciones que se encuentran entre la gente normal. Luego, es posible que se hubiese descubierto que cada individuo tiene su propia locura. (p.38)

Y es que, quizá, todo eso que se diagnostique no sea sino una cuestión, haciendo una analogía con el mundo de las computadoras, de que se busque que todos y todas funcionemos con un mismo sistema operativo, así nos dice Ernesto:

La cuestión es querer que una Mac o una PC operen con un sistema que no les es compatible, o pretender obligarlas a ello. El verdadero sufrimiento de las personas neurodiversas viene precisamente de allí: de tratar que encajen donde no podrán hacerlo; el afán normalizador de que todos operen bajo un mismo concepto, que produzcan los mismos sentidos, semejantes: la divisa de la época escribal (p.40)

No quiero entrar todavía a lo que es escribal, sino que creo importante, ahora que estoy hablando de las PC y sistemas operativos, decir que considero sumamente reveladora la tesis de Ernesto de que el sistema electronal ha sido creado por la mente autista: es el tipo de mente autista la que ha creado el sistema electronal. (p.34) Es la neurodiversidad —y este es el punto radical de nuestra tesis– la que da nacimiento a la electronalidad, sobre todo la capacidad de sistematización del autismo. (p.44)

Así, no es que los autistas o aspergers se sientan cómodos en los puestos de programadores de Apple o Microsoft porque los lenguajes que ahí se comunican sean fácilmente aprendidos por ellos, sino que se sienten cómodos porque ellos son los creadores de esos lenguajes y son los neurotípicos quienes, una vez más, como en el principio de los tiempos, tienen a la mano algo imprescindible, impensable de vivir sin ello, gracias a la mente sistematizadora autista.

En los neurodiversos está, entonces, como nos lo dice Ernesto, la clave crucial para la raza humana, es gracias a su distinto cableado que se han dado grandes saltos en la humanidad.  Y es por ello necesario que se reconozca a los autistas como una minoría que procesa el mundo de manera diferente.

Ahora bien, la pregunta de rigor sería, ¿por qué el mundo no le está agradecido a las personas autistas, cuya mente es responsable del desarrollo humano, sino que se empeña en etiquetarlas negativamente? Esto se debe a lo que habíamos dicho que dejábamos momentáneamente hace un rato: a lo escribal.

No podemos continuar diagnosticando y percibiendo la mente autista desde una perspectiva escribal, creada para que los neurotípicos tengan la falsa impresión de que, mediante semejanzas, pueden aproximarse a lo que se cree es una versión alterna (dañada) de su procesamiento mental. (p.90)

Ernesto toma la idea de Biondi y Zapata de que el mundo ha pasado por tres sistemas culturales. Se llaman sistemas culturales porque tienen que ver con toda una forma de organizar y estar en el mundo, de darle sentido al mundo: el sistema cultural de la oralidad, el de la escribalidad y el de la electronalidad. En el sistema escribal, se privilegia la palabra escrita, el mundo de las semejanzas y de las homogeneizaciones, es en este mundo donde la diversidad fue expulsada.

Mientras que el sistema adscrito a la escribalidad tuvo en la imprenta una forma de difusión nunca antes vista (sobre todo para los parámetros de alcance de sistemas basados en la palabra como tecnología de información) supuso la creación en serie de un primer objeto —el libro—, y con ello la homogenización de una forma de perspectiva: aquella de la verdad, la que remite al libro: depositario de la verdad y del saber, lo que objetivamos en las definiciones que poseen un referente ya marcado, aquel que se señale en el texto propicio es la representación objetivada de la realidad. (p.73)

Pero este mundo aburrido y monocorde de la escribalidad está, por suerte, llegando a su fin, estamos viviendo la transición de la escribalidad a la electronalidad, gracias precisamente a los neurodiversos o dicho en palabras de Ernesto: la antigua oralidad emerge, renovada, de los pacientes esfuerzos de miles de cerebros sistematizadores por recobrar ese mundo perdido y diverso. (p. 45)

Reaño nos dice que uno de los grandes errores de la mente escribal estuvo en querer entender la estructura mental de los neurodiversos, tarea que me imagino poco exitosa para los cerebros neurotípicos y hemos dejado de lado la pregunta esencial, cómo emerge la mente autista como parte esencial de la evolución humana, y de su papel en el desarrollo de nuestra cultura basada en las tecnologías electrónicas, nuestro mundo electronal. (p.49)

Hay muchos puntos de los que podríamos hablar, pero es imposible contarlos todos y, además, como todo buen libro, en este cada lector o lectora encontrará algo que más le interese porque un buen libro siempre se completa con su interlocutor y, en este sentido, como lingüista, quisiera decir que una de las cosas que más me ha interesado es esta manera de entender el lenguaje y los distintos tipos de comunicación que ponen en juicio la idea de un autismo severo o leve. Y es que no podemos circunscribirnos a un solo sistema de comunicación, eso que conocemos como lenguaje y tampoco podemos reducir lenguaje a comunicación.

Desde la neurodiversidad, antes de hablar de [autismo] severo o leve, lo que nos importa es hablar de mayores o menores apoyos que la persona necesitará en relación con el entorno donde viva. Desde la electronalidad, sabemos que un sistema alternativo de comunicación, sobre todo aquellos basados en las nuevas tecnologías, favorece la producción de sentido y de expresión de aquellas personas autistas no verbales que pueden comunicar y aprender tanto o más que una persona verbal. (p. 54)

Quiero terminar esta presentación con dos ideas, el cerebro autista ha engendrado el mundo electronal, pero esto no quiere decir que la mente autista sea similar a la de los electronales neurotípicos.  La mente autista privilegia el mundo electronal, que es fruto de su mente, de una manera diferente a la que un neurotípico, me cuesta imaginar a un asperger con un Facebook como el de un neurotípico, pero sí podemos imaginar a un asperger con un Facebook que lo ayude a entablar relaciones sociales, por ejemplo; la segunda idea es que nuestra propia identidad narrativa se verá enriquecida con la lectura de este elogio a la neurodiversidad llamado: El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad. Gracias, primacho.

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1 Responses to El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.

  1. […] recibiendo elogiosos comentarios por parte de especialistas. La lingüista Nila Vigil señala en su blog personal que “el libro de Ernesto Reaño constituye un elogio, desde la investigación académica […]

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