
Orlando Zapata era un hombre de 42 años, un albañil que pensaba distinto al régimen cubano y murió luego de 85 días en huelga de hambre. El hecho de ser de izquierda no es razón para conformarse con «lamentar su muerte» y no condenarla, menos aún decir que Zapata era un mercenario. Como bien lo dice don Rafael García Almazán: «si desde la izquierda no criticamos estos crímenes, nos haremos cómplices de esos desalmados, de ese régimen castrista que se mantiene bajo el terror y el pensamiento único.»
Escrito por Nila Vigil 