«El elitismo tiene que ver con el divorcio entre lo que se dice y lo que se hace.» Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui

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La genial Silvia Rivera Cusicanqui ha estado en Sucre, en el VIII Congreso de Estudios Bolivianos. Luego de su ponencia ha dado una entrevista a Correo del Sur.  Aquí comparto la entrevista

Hoy habló de una categoría analítica con la que usted define una práctica política de los sectores populares paceños de principios del siglo XX organizados en la Federación Obrera Local (FOL), lo que usted llamó el “Anarcho comunitarismo”, ¿podemos ahondar en este tema?
Digamos que es una especie de neologismo que yo medio que me invento para distinguir aquellas doctrinas que se ponen de moda y que cierta élite las asume de un modo muy liviano y que les dura como les dura una epidemia de infancia, digamos como una escarlatina, y después vuelven al redil. Eso pasa con el mundo que llamamos k`ara, con el mundo que puede llevarse a un socialismo k`ara, o a un mundo, digamos de elitismo. Es el sinónimo del elitismo y el elitismo tiene que ver con el divorcio entre lo que se dice y lo que se hace. Entonces, en estas formas de sociabilidad que yo llamo anarcho comunitaristas, nuestra clave ha sido encontrar coherencia entre las palabras y los actos, a tal extremo, que no permitían que ningún universitario de la élite se apareciera en la FOL a enseñarles, porque le decían «yo le voy a creer a usted el rato que usted sepa de arar o hacer un mueble, o construir una casa, y ahí recién podemos escuchar sus doctrinas». Con esto quiero decir que hay un intelectual salido del trabajo manual, de la experiencia de lucha y hay otro intelectual, otro tipo de intelectual salido del mundo libresco, salido de las universidades donde las modas son efímeras, y las modas a veces capturan a los sectores disidentes y los convierten en un mercado de palabras.

Pero usted crea esta categoría, que es una palabra.
Es una palabra que quiere escapar de la captura y por eso es antipática como palabra y riesgosa.

¿Y quizás puede resultar también jocosa?
Si, tiene algo, porque si me toman demasiado en serio, ya van a empezar los intelectuales y la universidad de Pittsburg y no sé quién más, a hacer un chenko con mis ideas, y no me da la gana.

Usted lleva esta distinción al terreno del lenguaje, pero explica también que se trata de una disputa en el terreno del lenguaje en el momento en que se experimenta la resistencia. ¿En ese contexto existen otras formas de expresión?
Los códigos de vestimenta, la performance pública, el aparecer digamos en medio de un bloqueo de caminos, donde los soldados que están ahí tratando de despejar el bloqueo y están muertos de hambre, y las señoras vienen y hacen un aptapi y los soldados están ahí antojándose, y el rato que se están yendo les invitan las sobras, eso es todo un discurso político, les están diciendo «nosotros producimos lo que ustedes consumen.» Es todo un manifiesto ese gesto. Bolivia está llena de eso y mi libro Sociología de la Imagen es precisamente la exploración en el mundo del más allá de las palabras y tratar de hacer de las palabras un recurso de comunicación y no un fetichismo del lenguaje. Porque es bien fácil, de todas las palabras se apropia el Estado y los poderes y nos andan jalando la lengua por todo lado para remozar sus discursos, pero lo que pasa es que no cambia nada en sus vidas.

Lo que me llama la atención es que las formas de resistencia y la forma en que se expresan estas formas de resistencia que están ligadas a la vida cotidiana, como usted comentaba, encuentran otros vehículos para comunicarse, ¿Usted quiere rescatar eso al crear una nueva palabra?
Yo tengo que venir a veces a encuentros, porque obviamente yo tengo una cierta trayectoria de alguien que piensa y que escribe. Pero yo no me debo a ese mundo letrado al cien por ciento, porque me parece que la realidad pasa más abajo del radar de la academia y de la política, sobre todo de la macropolítica y encuentro que es altamente riesgoso el esfuerzo que hace el Estado, sobre todo este Estado, por capturar nuestras palabras, por usarlas de un modo distorsionado, para crear una apariencia de lo que no hay. No hay plurinacionalidad, lo que hay es extractivismo, desarrollismo, lo que hay es brutalidad al referirse a lo indio. Evo Morales certifica a los indios. Cuando le da la gana los pone arriba o los baja, como si ellos y ellas no tuvieran su propia palabra. Entonces yo que estoy fuera del circuito estatal y no me acerco mucho por precaución, necesito también protegerme un poco y de esa manera genero cierto tipo de reflexiones, que no son convencionalmente académicas pero que son teóricas y eso mucha gente joven me entiende, con eso me basta. Y si del radar para arriba no me entienden, mejor.

¿Ahí entra el tema de la diversidad que usted mencionaba en su exposición?
Claro es una práctica cheje, es una práctica mezclada, manchada que básicamente nos ha permitido sobrevivir.

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