© Gonzalo Machado / Vanity Fair.
Me cansa escribir sobre las idioteces que publica Vargas Llosa en El país, pero tampoco puedo quedarme callada. Yo tengo mis objeciones frente a Evo Morales pero ello no me va a hacer callar ante dos cosas: el racismo del nuevo gobierno que se ha instaurado en Bolivia y las idioteces en torno a que uno puede dejar de ser indígena, como lo dice Vargas Llosa en su columna del País. Sí, eso parece que dice, aunque el señor no sabe que indio e indigena son dos términos diferentes:
y basta oír hablar a Evo Morales para saber que no es un indio sino un mestizo cultural, como lo somos buena parte de los latinoamericanos, en muy buena hora.
¿Cree acaso el señor Vargas que por el hecho de hablar castellano se deja de ser indígena? No, pues, no sea usted ignorante. ¿Y por qué decir que en «muy buena hora» se deja de ser «indio» -término que además de ignorancia, refleja racismo- para ser mestizo cultural? ¿Qué de «buena hora» ha de tener eso, si es que esto existiera realmente? Creo que nada. Sería un cambio de estado. Nada más. Solo una mentalidad racista vería que «dejar de ser indio» para pasar a ser «mestizo cultural» como algo bueno. Algo que se ha logrado «en muy buena hora». Pero ser indio, impropiamente hablando, indígena, más bien, no es algo que se puede dejar de ser, aunque parece que al señor Vargas Llosa le gustaría que así sea. Es como tener ojos azules, ojos verdes o negros. Nadie, ni en buena ni en mala hora dejará de tenerlos. Ser mestizo/a no es tampoco ser un mestizo/a cultural; es ser ese tercio incluido del que habla Silvia Rivera Cusicanqui, no sé si en buena o en mala hora… es solo eso.
Y Vargas Llosa solo es un ignorante en temas de interculturalidad y un tremendo racista, en muy mala hora.