Gracias al blog Gallito de las rocas, me entero de que el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la ONU ha emitido sus observaciones al informe presentado por el Perú respecto a la situación del racismo en el país. El documento con las observaciones (que se puede leer en Gallito de las rocas) señala la preocupación del CERD ante el hecho de que los pueblos indígenas y las comunidades afroperuanas sigan sufriendo de facto el racismo y la discriminación racial estructural que se vive en el Estado.
El informe presentado por CERD es bastante claro y aquí no se puede decir, como ya es costumbre de este gobierno, de que se trata de un complot internacional contra el Perú.
Hay muchos puntos que se podrían comentar del informe pero solo quiero llamar la atención sobre la situación del aniquilamiento lingüístico y de la necesidad de llevar a cabo acciones que reviertan ese asunto:
El Comité nota con preocupación la reducción paulatina en la utilización de los idiomas indígenas originarios que se está viviendo en Perú, visibilizado en el Censo Nacional de Población 2007. Es de la opinión que las iniciativas de educación bilingüe que lleva a cabo el Estado deben ser una oportunidad de afianzar dos idiomas y no de perder el idioma originario a favor del español.
El Comité recomienda que el Estado parte investigue por qué se ha dado una reducción en el uso de los idiomas indígenas para desarrollar una respuesta efectiva. Recomienda que se impulse con urgencia el Proyecto de Ley para la Preservación y Uso de las Lenguas Originarias del Perú, que ya cuenta con el dictamen favorable de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano y Ambiente y Ecología. Recomienda lo mismo para el Proyecto de Ley de Traducción y Difusión de las Leyes en Idiomas Oficiales, enfatizando que toda ley del Estado peruano tendrá incidencia en toda la población del Perú.
Se reconoce la situación de discriminación lingüística y el hecho de que desde el Estado no se haga nada por revertir la. El CERD ve en el proyecto de la ley de lenguas un insumo para hacer frente al lingüicismo. Como vemos, esta es una visión bastante diferente a la que tuvieron los lingüicistas en el Congreso quienes desde sus posturas racistas llegaron incluso a afirmar que el proyecto no servía para nada.